Letra sin acordes
Por paz suspira el corazón humano,
la paz, no simple ausencia de la guerra,
la paz, no mudo ambiente de sepulcro,
la paz, no mera fuga de la tierra.
Por paz, que es calidez de amor fraterno;
por paz que es bienestar y es alegría,
por paz que es de justicia rico fruto
y tiene en Dios sustento y garantía.
Ésa es la paz que trae al mundo Cristo
echando abajo muros y fronteras,
abriéndonos caminos de esperanza
y renovándonos la vida entera.
Ésa es la paz que hoy somos convocados
a proclamar a cada continente:
embajadores de una nueva raza
en nombre de Jesús, Señor Viviente.
Dejemos ya las notas plañideras
y un pasivismo neutro, indiferente:
si el Príncipe de Paz nos ha ganado,
está nuestro lugar junto a las gentes:
A consolar al solo y abatido,
a sacudir al necio, al inconsciente,
a proclamar el reino del Mesías
que en pugna está con este caos presente.
Es nuestro campo de batalla el mundo
el interior de cada ser humano,
y el de gobiernos, pueblos, sociedades
que a dioses sirven y a valores vanos.
Habremos de luchar contra la guerra
y los demonios que a su sombra crecen;
habremos de luchar por la justicia
y la verdad, que en libertad florecen.
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