Letra sin acordes
En Jesucristo, puerto de paz,
en horas negras de tempestad,
hallan las almas dulce solaz,
grato consuelo, felicidad.
Estr.:
Gloria cantemos al Redentor,
que por nosotros quiso morir;
y que la gracia del Salvador
siempre dirija nuestro vivir.
En nuestras luchas, o en el dolor,
en tristes horas de tentación,
calma le infunde, santo vigor,
nuevos alientos al corazón.
Estr.
Cuando en la lucha falta la fe,
y el alma sienta desfallecer,
Cristo nos dice: «Siempre os daré
gracia divina, santo poder».
Estr.
/// Versión Mil Voces para Celebrar:
En Jesucristo, mártir de paz,
en horas tristes de tempestad,
hallan las almas dulce solaz,
grato consuelo, felicidad.
Coro:
Gloria cantemos al Redentor,
que por nosotros vino a morir;
y que la gracia del Salvador
siempre dirija nuestro vivir.
En nuestras luchas, en el dolor,
en tristes horas de tentación,
Cristo nos llena de su vigor
y da aliento al corazón.
Cuando en la lucha falta la fe
y siente el alma desfallecer,
Cristo nos dice: "Siempre os daré
gracia divina, santo poder".
/// Versión Himnario Bautista (E.A Monfort Díaz):
Es Jesucristo, el Rey de paz,
en horas negras de tempestad,
hallan las almas dulce solaz,
grato consuelo, felicidad.
Coro:
Gloria cantemos al Redentor
que por nosotros vino a morir;
y que la gracia del Salvador
siempre proteja nuestro vivir
En nuestras luchas, en el dolor,
en tristes horas de tentación,
Cristo nos llena de su vigor
y da aliento al corazón.
Cuando luchamos llenos de fe
y no queremos desfallecer,
Cristo nos dice: "Siempre os daré
gracia divina, santo poder."
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