Letra sin acordes
Tus muros son, Jerusalén,
motivo de la compasión,
porque sufriste el dolor
de la opresión y el yugo infiel.
Pero en tus calles resonó
la voz del gran Libertador,
llamándote, Jesuralén,
a recordar tu salvación.
Cuando uno piensa en el ayer,
en tu rechazo, y la pasión de aquel
que el llanto derramó al ver
tu ruina y confusión,
es maravilla tanto amor
en medio de la impiedad,
y el alma inquiere ¡oh!
¿Por qué no fuiste fiel, Jerusalén?
Tus muros son, Jerusalén,
espejo de la frustración,
pero también de nuestra paz
y sin igual consolación;
porque sabemos que al final
de esta contienda y destrucción
un canto eterno se oirá
en tu jardín, Jerusalén.
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