Letra sin acordes
Nunca, Dios mío, cesará mi labio
de bendecirte, de cantar tu gloria,
porque conservo de tu amor inmenso
grata memoria.
Cuando perdido en mundanal sendero
No me cercaba sino niebla oscura,
tú me miraste, y alumbróme un rayo
de tu luz pura.
Cuando inclinaba mi abatida frente
por mi pecado, mi dolor y hastío,
pronto llegaste y tu paz me diste.
Gracias Dios mío.
Cuando en mis propios méritos confiaba,
nunca mi pecho con amor latía;
hoy de amor late, porque en tus bondades
sólo confía.
Y cuando exhale mi postrer aliento
para volara tu eternal presencia,
cierto hallaré, con tu justicia, unida,
dulce clemencia.
Agrega una reseña