Letra sin acordes
¿Qué venías conversando?
me dijiste, buen amigo;
y me detuve asombrado
a la vera del camino.
¿No sabes lo que ha pasado
allá en Jerusalén,
De Jesús de Nazareth
a quien clavaron en la cruz?
Por eso me vuelvo triste
a mi aldea de Emaús.
Por el camino de Emaús
un peregrino iba conmigo
no lo conocí al caminar;
ahora sí, al compartir el pan.
Van tres días que se ha muerto
y se acaba mi esperanza;
dicen que algunas mujeres
al sepulcro fueron al alba;
me dijeron que algunos otros
hoy también allá buscaron.
Mas se acaba mi confianza:
no encontraron a Jesús.
Por eso me vuelvo triste
a mi aldea de Emaús.
"¡Qué tardíos forasteros!"
¡Qué ignorancia de los profetas!
En la ley ya se anunció
que el Mesías padeciera
y por llegar a la gloria
escogiera la aflicción"
En la tarde de aquel día
yo sentí que con Jesús
nuestro corazón ardía a la vista de Emaús.
Hizo señas de seguir
más allá de nuestra aldea;
ya la luz del sol poniente
pareció que se muriera.
"¡Quédate, forastero!
ponte a la mesa y bendice",
y al destello de su luz,
en la bendición del pan,
mis ojos conocerán
al amigo de Emaús.
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